martes, 3 de agosto de 2021

SAMSARA


 

Fracasado es el que a los

cuarenta años viaja en metro.

Francisco Umbral

 

Voy en metro.

Todas las mañanas,

voy en metro.

 

Tengo más de cuarenta años

y todavía voy en metro.

 

El metro es una lengua

que lame el intestino de la ciudad,

una sanguijuela que se alimenta de los despojos,

la lombriz ululante de los que tienen hambre.

 

Voy en metro.

Todas las mañanas,

voy en metro.

 

Y, sin embargo, a menudo

ni siquiera tengo derecho a un asiento.

Un montón de años de trabajo

para compartir una barra metálica

con los que estudian,

con los que sirven,

con los que friegan

con todos aquellos que ignoran que,

quien se cuelga de una barra,

jamás podrá liberarse.

 

Bajo tierra,

en el metro, no veo más que huesos, fracasados

y ratas amaestradas con smartphone.

 

Londres, Roma, Lisboa, París, Copenhage, New York, Madrid,

Valencia.

Todos los convoyes de metro del mundo

son el mismo uróboro,

la misma solitaria

que se devora a sí misma,

la misma rueda de hámster

que se reencarna.

 

Samsara.

 

 

Xuán Folguera. En Voces del Extremo. Poesía y economía. Coord.: Ángela Orihuela Martín. Amargord, 2021.

Imagen: Igor Popov. Перед работой, 1966.

4 comentarios:

  1. Muy bueno, Xuán Folguera!

    Yo solía llevar siempre una diminuta libreta en la que apuntaba cosillas como la siguiente.

    Metro, Madrid, 1970.

    Veo deslizarse el muro del túnel con sus caprichosas manchas de humedad, sus oscuros nichos y las fugaces notas de color de los semáforos. Las siluetas de los viajeros adaptándose velozmente a las inesperadas sinuosidades del trayecto. Los trazos originados por cables de diferente grosor, unas veces enlazados en gavillas colgantes, otras solitarios, siempre fluctuando entre abruptos ascensos y descensos, produciendo vertiginosos oleajes lineales, hora tensos y rectilíneos, hora curvos, siempre cubiertos de un polvo grasiento que gotea formando sombrías estalactitas. Cual ojo alojado en una zigzagueante linterna, surco un sinuoso tapiz zarandeado por la incesante aproximación o alejamiento del muro. Súbitamente, el convoy detiene su traqueteante marcha en un tramo del túnel y todos quedamos inmersos en un expectante silencio, enfrentados a un árido e inquietante fotograma.

    Salud, Conrado!

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    1. Muy bueno también este apunte del subsuelo, oscuro y asfixiante, como la propia sustancia del capital que nos impide ver la luz. Y nada menos que del 70. Cuánto hemos avanzado en el pozo de la desrealización. Salud, Loam!

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  2. Muchas gracias a los dos.Sí, el metro es un mundo/metáfora fascinante.

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