Cuando a Aspasia se la considera puta
porque planta a Sócrates,
hubo poetas que repitieron a coro su mejor loa:
¡Puta…, puta… puta…!
No salieron en la televisión porque entonces no había
pero fueron de ciudad en ciudad con este cántico.
Aspasia paga este precio por ser maestra de sabios,
porque elige varón,
porque al enviudar decide otra vez al hombre
con el que pasar el resto de su vida,
pariendo hijos de quien le vino en gana.
Aspasia era puta porque Aspasia era libre.
Eso no lo recitó ningún poema.
Nos han dejado el grito en los labios,
lo que el gusano no atina a devorar
por muchas veces que Aspasia muera o nazca.
Aristóteles da la razón a sus colegas:
la mujer es un hombre amputado,
que quede muy claro, escríbelo bien,
que la puta mujer no se distingue un ápice,
esclavo mío, de tu servidumbre,
que es materia y no espíritu,
algo así como un cuerpo para la cópula,
que se lea, que se diga
por encima del gimoteo de la mujer doliente,
sin piedad y sin contemplaciones.
Aspasia no fue más que una loca soñando
que era ciudadana del mundo
a la altura de un hombre, ¡hasta ahí podíamos llegar!
Schopenhauer lo confirma: Aspasia era astuta,
y convenció al todo-hombre para dar luz a sus bastardos,
una mujer no es un ser humano real,
Aspasia solamente era cuenco y lascivia ¡cómo pudo atreverse!
Rousseau no iba a ser menos en su pronunciamiento,
y dictó su sentencia:
el hombre es un todo-bondad,
a estas altura quién no lo sabe.
Aspasia, pobre esclava,
dejada de cualquier inteligencia,
ni siquiera es consciente de su maldad,
no es más que una mujer.
Los filósofos, los historiadores, los religiosos, los políticos,
desde una implacable verborrea atemporal,
no han dejado de cantar a coro
la canción del poeta: Puta…, puta…, puta…
El mundo es de los hombres… (dice la melodía
en su estribillo tridimensional)… y la mujer solamente
da justo menester a mi pene, y a mi casa.
No cambiéis el discurso, es palabra de Dios.
Ana Deacracia. En Voces del Extremo. Poesía y economía. Coord.: Ángela Orihuela Martín. Amargord, 2021.
Imagen: Henry Holiday. Aspasia on the Pnyx, 1888.
Cuán prósperamente distinto sería hoy el mundo de haber sido gobernado por putas, putas, putas.
ResponderEliminarSalud!
Y que lo digas, Loam. Otro gallo nos cantariese, fijo. Salud!
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