Cuando los sionistas bombardeaban las escuelas
y hospitales palestinos,
guardé silencio
porque yo no era palestino.
Cuando los poetas guardaron silencio,
no protesté
porque yo no era una puta.
Cuando los banqueros vinieron a buscar
las palabras rebeldes de los bolivarianos,
guardé silencio
porque yo no era bolivariano.
Cuando asesinaron a los trovadores,
guardé silencio
porque yo no era Miguel Hernández,
ni Lorca, ni Machado.
Cuando vinieron a por mí
no protesté
porque yo no era yo,
y ya no había palestinos, ni bolivarianos,
ni putas, ni bardos, ni nada.
Ni el silencio quedaba para protestar (al silencio).
(Versión del conocido poema de Martin Niemöller, pastor luterano alemán que pasó por los campos de concentración).
Ángel Petisme. Bala de plata. Las hojas del baobab, 35, 2020.
Imagen: Juan Carlos Lazaga. Aglomeración (12).
Recuerdo un día que fui a una librería a comprar un libro de Angel Petisme, Buenos días colesterol .... me contestó la dependienta, los libros de gastronomía están al final del pasillo.
ResponderEliminarUna anécdota sabrosa. Lo bueno habría sido que, al pedir un libro de cocina de algún reputadísimo cocinero, te hubieran mandado a la sección de Metafísica o de Poesía. Salud, Manuel, y bienvenido por estos andurriales!
EliminarLo más descorazonador es que ya no es preciso que vengan a por nosotros, ya vamos voluntariamente a donde se nos ordena.
ResponderEliminarGracias, Conrado. Salud!
No hay que desesperar, Loam. Todavía queda mucho NO, y mucho Pero qué dices?, y mucho Qué autoridad tienes tú? Salud, y de nadas!
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