martes, 30 de noviembre de 2021

MI ABUELA Y HOLOFERNES


 

Cuando hablo de violencia, pienso

en Judit y Holofernes, de Caravaggio:

el tenebrismo al fondo,

la luz entera nace del pecho de Judit,

la vieja con la piel rugosa, tensa la sien,

aguarda la cabeza que agarra la mano de Judit,

la cabeza que grita.

 

Aunque cuando hablo de violencia

también pienso en mi abuela,

su respingo desconfiado

cuando una silla arrastra las uñas por el suelo,

porque piensa en Alfonso, su marido,

que fue la silla y no el respingo.

Mi abuela que aún coge

el rosario que descansa en su pecho

por si algún Dios piadoso

pudiera mitigar los golpes recibidos.

 

Pero ni Caravaggio ni los rezos

han sabido ofrecerle la rabia de Judit

o una vieja de piel rugosa

que aguarde la cabeza de Alfonso, su marido,

la cabeza que ahora

junto a ella respira

por una mascarilla de oxígeno.

 

 

Abraham Guerrero Tenorio. Toda la violencia. RIALP, 2021.

Imagen: Caravaggio. Judit y Holofernes, 1599.

2 comentarios:

  1. "Ese" dolor nunca desaparece, no se puede sepultar, se acumula y comprime cual magma incontenible que, tarde o temprano, rompe y emerge de la frágil piel del presente.

    Salud!

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    1. Como todos los dolores que son evitables y los demás nos construyen sin pensar. Salud, Loam!

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