Roja, toda roja vi siempre la vida;
como una inmensa hoguera
donde quemaba bien
mi pobre corazón, rojo también.
Todo rojo el camino,
todo rojo el sendero
a seguir
y el día a vivir.
Y rojo el mundo entero.
Rojo de amor.
Y de dolor
y de horror…
En ese vasto incendio
(brasa, flama, carbunclo),
que todo centelleante apareció
en esa luminaria,
¿qué había de ser yo,
alma furtiva
y temeraria?
¿Qué habría de ser yo
sino una llama viva?
Elisabeth Mulder. Sinfonía en rojo, 1929. En Peces en la tierra. Edición: Pepa Merlo. Vandalia, 2010.
Imagen: Paul Klee. Mirada desde el rojo, 1937.
...que junto a otras llamas vivas se alza y hermana en común hoguera.
ResponderEliminarSalud!
... para abrasar lo viejo e iluminar lo nuevo. Salud, Loam!
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