1
Al entrar en su quinto año, la guerra,
no ofrecía perspectivas de paz;
el soldado sacó sus consecuencias y
murió de muerte heroica.
2
Pero la guerra no había acabado,
por eso le dolió al emperador
que hubiera muerto su soldado:
le parecía antes de tiempo.
3
El verano pasó sobre las tumbas
y el soldado dormía ya;
entonces una noche llegó una comisión
médico-militar.
4
Y la comisión médica se fue
al campo santo
y excavaron con sus palas benditas
al soldado caído.
5
Miró atento al soldado aquel doctor,
o a lo que de él quedaba todavía
y el doctor encontró que el soldado era apto
y que se escaqueaba del peligro.
6
De inmediato cogieron al soldado;
era hermosa la noche y muy azul.
Se podían, si no llevabas casco,
ver las estrellas de la patria.
7
Le endilgaron un trago de aguardiente
en el cuerpo podrido
y le colgaron dos monjas del brazo
y a su mujer medio desnuda.
8
Como el soldado olía a podredumbre
le precedía cojeando un cura
que sobre él agitaba un incensario
para que no apestara.
9
Y delante la música con su tachín tachín
tocaba una marcha animada.
Y el soldado, tal como aprendiera,
disparaba sus piernas desde el culo.
10
Y echándole los brazos fraternales
iban dos sanitarios,
porque si no, se les caería al barro
y aquello no debía suceder.
11
En el sudario le pintaron
los colores negro, blanco y rojo
y lo llevaban delante; ya no se veía
con los colores de la inmundicia.
12
Uno con frac iba también delante,
el pecho reforzado,
y venía a ser como un alemán
muy consciente de su deber.
13
Así bajaron con tachín tachín
por la oscura avenida
y aquel soldado se tambaleaba
como un copo de nieve en la tormenta.
14
Los gatos y los perros aullaban,
silbaban feroces las ratas del campo:
no querían ser francesas
porque eso es una vergüenza.
15
Y cuando atravesaban los pueblos
aparecían todas las mujeres.
Se inclinaron los árboles. Salió la luna llena.
Y todo gritó ¡hurra!
16
¡Con tachín tatachín y hasta la vista!
¡Y mujer, perro y cura!
Y en medio el soldado muerto
como un mono borracho.
17
Y así mientras pasaban por los pueblos
sucedió que nadie lo veía;
¡había tantos a su alrededor
con tachín y con hurra!
18
Tantos bailaban y gritaban a su alrededor
que nadie lo veía.
Tan sólo desde arriba se le podía ver
y allí sólo hay estrellas.
19
Las estrellas no siempre están allí.
Llega la madrugada.
Pero el soldado, tal como aprendió,
marchó a su muerte heroica.
Legende vom toten Soldaten
1
Und als der Krieg im vierten Lenz
Keinen Ausblick auf Frieden bot
Da zog der Soldat seine Konsequenz
Und starb den Heldentod.
2
Der Krieg war aber noch nicht gar
Drum tat es dem Kaiser leid
Daß sein Soldat gestorben war:
Es schien ihm noch vor der Zeit.
3
Der Sommer zog über die Gräber her
Und der Soldat schlief schon
Da kam eines Nachts eine militär-
ische ärztliche Kommission.
4
Es zog die ärztliche Kommission
Zum Gottesacker hinaus
Und grub mit geweihtem Spaten den
Gefallnen Soldaten aus.
5
Und der Doktor besah den Soldaten genau
Oder was von ihm noch da war
Und der Doktor fand, der Soldat war k. v.
Und er drückte sich vor der Gefahr.
6
Und sie nahmen sogleich den Soldaten mit
Die Nacht war blau und schön.
Man konnte, wenn man keinen Helm aufhatte
Die Sterne der Heimat sehn.
7
Sie schütteten ihm einen feurigen Schnaps
In den verwesten Leib
Und hängten zwei Schwestern in seinen Arm
Und ein halb entblößtes Weib.
8
Und weil der Soldat nach Verwesung stinkt
Drum hinkt ein Pfaffe voran
Der über ihn ein Weihrauchfaß schwingt
Daß er nicht stinken kann.
9
Voran die Musik mit Tschindrara
Spielt einen flotten Marsch.
Und der Soldat, so wie er's gelernt
Schmeißt seine Beine vom Arsch.
10
Und brüderlich den Arm um ihn
Zwei Sanitäter gehn
Sonst flöge er noch in den Dreck ihnen hin
Und das darf nicht geschehn.
11
Sie malten auf sein Leichenhemd
Die Farben Schwarz-Weiß-Rot
Und trugen's vor ihm her; man sah
Vor Farben nicht mehr den Kot.
12
Ein Herr im Frack schritt auch voran
Mit einer gestärkten Brust
Der war sich als ein deutscher Mann
Seiner Pflicht genau bewußt.
13
So zogen sie mit Tschindrara
Hinab die dunkle Chaussee
Und der Soldat zog taumelnd mit
Wie im Sturm die Flocke Schnee.
14
Die Katzen und die Hunde schrein
Die Ratzen im Feld pfeifen wüst:
Sie wollen nicht französich sein
Weil das eine Schande ist.
15
Und wenn sie durch die Dörfer ziehn
Waren alle Weiber da
Die Bäume verneigten sich, Vollmond schien
Und alles schrie hurra.
16
Mit Tschindrara und Wiedersehn!
Und Weib und Hund und Pfaff!
Und mitten drin der tote Soldat
Wie ein besoffner Aff.
17
Und wenn sie durch die Dörfer ziehn
Kommt's, daß ihn keiner sah
So viele waren herum um ihn
Mit Tschindra und Hurra.
18
So viele tanzten und johlten um ihn
Daß ihn keiner sah.
Man konnte ihn einzig von oben noch sehn
Und da sind nur Sterne da.
19
Die Sterne sind nicht immer da
Es kommt ein Morgenrot.
Doch der Soldat, so wie er's gelernt
Zieht in den Heldentod.
Bertolt Brecht. Más de cien poemas. Selección y epílogo: Siegfried Unseld. Traducción: Vicente Forés, Jesús Munárriz y Jenaro Talens. Hiperión, 1998.
Imagen: Autoría no encontrada
Si el porvenir es rico en promesas, el presente nos ofrece
ResponderEliminardecepciones sin número.
Si el porvenir es seguro, cuán infiel es hasta el más humilde presente.
Para llegar hasta la sombra acogedora del oasis que nuestros
ojos descubren ya a lo lejos, ¡cuánto sangrarán todavía nuestros pies en las arenas abrasadoras del desierto!
Cuántos de nuestros hermanos, cansados o moribundos,
serán abandonados por la larga caravana que marcha siempre y no se detiene jamás; cuántos de nuestros hermanos perecerán desgarrados por las bestias salvajes que rondan y nos encuentran; cuántos de nuestros hermanos perecerán bajo el plomo de los bandidos que nos espían siempre y nos asaltan a menudo!
Sin duda, nuestro ejército triunfará y nuestra noble bandera
se desplegará sobre la tierra conquistada, pero más de un
soldado quedará tendido por el camino y sus heridas no recibirán alivio, ni su nombre será reconocido.
La derrota debe llorar y sufrir: cuenta sus soldados
muertos; pero la victoria debe tener alegrías sin mezclar
y ella los olvida.
El porvenir, la victoria y el descanso no nos
pertenecen, sólo son nuestras la derrota de ayer
y la lucha de mañana...
(De 'Esperanza', libro anónimo, París, 1834. )
Salud!
Ay, porvenir y victoria, cuántos crímenes se han cometido en vuestro nombre! No conocía el libro, Loam. Salud y gracias!
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