La lluvia nos precede,
siempre estuvo aquí.
Ella decide cuándo y cómo nos acompaña.
Ni llovió, ni llueve a gusto de todos.
Los paraguas, las botas, los tejados o las canoas
siempre tuvieron dueños.
Poco o nada solidarios,
tramposos y acaparadores.
La lluvia moja y arrastra con su corriente
a los sin paraguas
sin botas, sin tejados o sin canoas.
Siempre ocurrió, ocurre y ocurrirá así.
La historia es una obra de teatro,
con guión de Dickens que se repite.
¿Habrá diferencias entre los antes y los ahora?
No, sí.
No, porque la filosofía de la razón
siempre reserva asiento en el último vagón.
Sí, porque antes la lluvia era un mal de la naturaleza
y ahora, la lluvia la crean los que fabrican
paraguas, botas, tejados y canoas en malas condiciones,
para que siempre te abrigue una pulmonía.
Antonio José Royuela García. En Campamento Dignidad. Poemas para la conciencia. Baladre y Zambra, 2013.
Imagen: Tore Johnson
Llueve para tod@s aunque algun@s se mojan más que otros.Guarezcamos a los últimos para que se sientan confortables y disfruten de la lluvia, viéndola resbalar por los cristales
ResponderEliminar(Me ha gustado el poema)
Gracias, Enrique. Siempre contra la lluvia construida. Salud y un abrazo!
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