La memoria histórica
es algo, bastante más que
desenterrar cadáveres
para que sean nuevamente
sepultados en
cementerios, bajo la mirada del cura de
turno y presidiendo la
ceremonia la cruz de los que
contribuyeron a tal
desastre humano.
Orto, nº 147, 2007
Para la gente de Saltando Charcos (Barrio del
Gamonal, Burgos)
Las tramas de la
especulación y el soborno
pueden llevar al magnate a
la cárcel
pero a nadie se le ocurrirá
cerrarle sus periódicos.
La empresa constructora
puede matar a cinco o a diez trabajadores
pero es considerada modélica
por el ayuntamiento
para hacer un aparcamiento
subterráneo
de esos que terminan
llenando de grietas las viviendas.
Si los vecinos se oponen
se les llama puñado de agitadores politizados.
Si se movilizan,
los medios de comunicación
guardarán silencio
o los tratarán con
desprecio.
Si montan multitudinarias asambleas
vecinales,
la policía secreta hará su
aparición,
y entrevistada la Subdelegada del
Gobierno dirá de ellos
que ni son políticamente correctos, ni son buena compañía.
Si se presentan en el
ayuntamiento,
el alcalde, antes de
expulsarlos del pleno municipal,
dirá que es una propuesta
sin fecha definitiva.
Ocho días después pueden
empezar las obras.
Si los vecinos tiran las
vallas
y se sientan en la calle
para parar las obras,
la policía cargará contra
los ancianos, las mujeres y los niños,
y todo el que se interponga
entre el capital y los beneficios
terminará bien en el
hospital bien en comisaría.
Ahora sí, los medios de
comunicación dedicarán portadas
a la conexión Etarra entre
los vecinos y la Kale
Borroca ,
culpable de los
enfrentamientos con la policía.
El alcalde hablará de grupos
radicales anti-sistema
coordinados por Internet.
y entre todos
intentarán ocultar lo
evidente,
lo que pueden cientos de
vecinos unidos,
luchando colectivamente
contra la especulación
urbanística.
Antonio Orihuela. Todo el mundo está en otro lugar. Baile del Sol, 2011.
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