jueves, 1 de junio de 2017

Sísifos del hambre



Este poema surgió a raíz de distintas discrepancias con  Jorge Villalmanzo, quien se refugiaba en la idea de que él ya había escrito algún poema comprometido y que no entendía que debiese reescribir de distinta manera ese mismo poema. Sirvan estos versos para recordar a Jorge y para persistir en mi error de que la base de la poesía o es social o no será...



¿He de escribir todos los días

el mismo poema?


¿Acaso no se repiten,

como latidos de lo inútil,

las mismas penas 

grises y débiles como hojas de diario?


¿O es que ustedes, poetas de lo habitual,

no le dicen cada noche:

os amo y os contemplo

a la musa?

¿O será que no lloran

idéntica desdicha por su propia existencia

tan sin existir cada veintipocas horas?


Cómo no voy yo, entonces,

a escribir y describir las hambrientas

bocas de quienes sufren.

            A pedir, boca en grito,

una revolución verificable y versificable...

a dejar de rabiar.

            ¿Cómo a mirar para otro lado?

Aunque sea hacia el rostro mismo del amor.


He de escribir todos los días ese poema.


            Sísifos del hambre,

Sísifos de la tortura y la cárcel,

de la oscuridad,

¿cómo podría explicaros

que hubo días que no escribí ese poema?

Ese mismo poema político

de manos sucias 

y de uñas rotas, 

donde os nombro, 

con la vergüenza de la comodidad,

desnudos de toda justicia,

esclavos del capitalismo

todos los días.

Todos los putos días

que tragamos nuestra lengua

-de poetas sin diario-

para no decir,

para no dar queja,

de la cotidiana injusticia

que os hace poemas.

Poemas de lo triste,

del sufrimiento,

de una muerte cruel y cotidiana,

poemas de corazón en carne viva,

en carne rota.

¿Quién soy yo?, digo, ¿qué autoridad tengo, para no escribir

todos los días el mismo poema?





Rubén de la Peña. En Haciendo, haciendo. Once maneras de mirar de frente. El Perdigón, 2017.

Imagen: Franz Wilhelm Seiwert. Manifestación, 1925

2 comentarios:

  1. Si el terco pulso del corazón cesara...

    Salud!

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    Respuestas
    1. ...viviríamos como muertos
      al fondo de una zanja.

      Salud y corazón

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