“¿Cuál es la utilidad o la
función de la poesía en la actualidad?” es una pregunta no menos dolorosa
aunque la hagan con insolencia tanta gente estúpida o la respondan con
disculpas tanta gente necia. La función de la poesía es la invocación religiosa
de la Musa; su utilidad es la experiencia de una mezcla de exaltación y de
horror que su presencia suscita. ¿Pero y “en la actualidad”? La función y la
utilidad siguen siendo las mismas; solo ha cambiado la aplicación. En un tiempo
esta era una advertencia al hombre de que debía mantenerse en armonía con la
familia de criaturas vivientes entre las cuales había nacido, mediante la
obediencia a los deseos del ama de casa; ahora es un recordatorio de que no ha
tenido en cuenta la advertencia, ha puesto la casa patas arriba con sus
caprichosos experimentos en la filosofía, la ciencia y la industria y se ha
arruinado a sí mismo y a su familia. “En la actualidad” es una civilización en
la que se deshonran los principales emblemas de la poesía. En la que la
serpiente, el león y el águila pertenecen a la carpa del circo; el buey, el
salmón y el jabalí, a la fábrica de conservas; el caballo de carreras y el
galgo, a las casetas de apuestas, y el bosque sagrado, al aserradero. En la que
la Luna es menospreciada como un apagado satélite de la Tierra, y la mujer,
considerada “personal auxiliar del Estado”. En la que el dinero puede comprar
casi todo menos la verdad y a casi todos menos al poeta en posesión de la
verdad.
Robert Graves. La Diosa Blanca. Alianza Editorial, 2014.
Traducción: William Graves.
Tal vez sean quienes nunca la han sentido los más osados y proclives a definirla.
ResponderEliminarSalud y poesía!
La definición, ese bisturí para practicarle la autopsia a la vida. Salud
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