Acuérdate
entonces del morado
del
amanecer, de las luces del
puerto
parpadeando en la costra
congelada
del Pacífico, del molo
enterrado
bajo los glaciares.
Las
caras así, inmóviles bajo los
hielos;
hombres, mujeres, niños
tirados
al destripadero por estar a
la
mano.
Nada
hubo ni nada hay para ellos.
Es
sencillo:
yacen
allí, únicamente recuérdalo.
Miles de témpanos flotaban
recortándose sobre la noche
como repentinos
recuerdos fulgurantes iluminando la
playa muerta
Iluminando los inmensos
estadios vacíos los galpones
los helados campamentos
cuando nos vimos morir y el
golpe del frío nos dejó
pegados al borroso horizonte
Mostrando las congeladas
barracas las rotas graderías
las jaulas transparentándose
bajo la escarchada costa
chilena Lloramos
Matamos Morimos y eran los
grandes hielos que avanzaban
borrándolo todo hasta
que sólo quedasen los
últimos glaciares el último
océano el último témpano cercando la asesinada
playa
Raúl Zurita. Zurita. Editorial Delirio, 2012.
Imagen: Amalia García
Fuertes
No hay comentarios:
Publicar un comentario