Compañeras y amigas: ¿Qué
nos queda si somos
como lenguas calladas tantas
veces que apesta
a retórica dócil de política
hueca?
¿Qué nos queda si acaso
nuestras voces ya suenan
a fanfarrias falaces en
honor de los ogros?
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Luis Melgarejo. Los
poemas del bloqueo. Cuadernos del vigía, 2008.
Imagen: Gueli
Kórzhev-Chuveliov. El decreto del rey,
1993.
Tan amargo como cierto.
ResponderEliminarInevitable evocar el Nocturno de Alberti.
Salud!
"Humaredas perdidas, neblinas espantadas
ResponderEliminarQue dolor de papeles que ha de llevar el viento
Que tristeza de tinta que ha de borrar el agua
Las palabras entonces no sirven, son palabras..."
Efectivamente, la evocación es inevitable. Gracias, Loam, y salud!