Súbdito de tus grandes venas de asfalto
súbdito de injurias secretas de injurias
no anunciadas ni por la voz hundida que me queda
sojuzgado como un animal polvoriento
el corazón vigilado por un hosco gendarme bajo la lluvia
perdido –eso es– perdido entre tus baratijas
entre tus vencedores utensilios
tus slogans que imprecan contra la derrota
pero que no calman mi hambre
mi hambre –anodina quizás– de hombre pobre
mi hambre de dientes y barriga y frío
y de llanto cordial cuando lo que se necesita es una piedra.
Así camino en estos días de ciega cerradura
mordisqueando el frío que no alivian los mitos
ni la solemnidad de la niebla:
mis huesos en el Parque España
admiten comparaciones con la soledad
el abandono es mi propia casa
y lo que necesita –no lo olvido– es una piedra.
Hasta el rango del último cobre
me niega la aptitud de pastor severo
para qué engañarse –dicen– con las excusas de albos sueños
para qué preparar el amanecer desde ahora
en que ya tenemos bastante con temblar.
Así camino México el último de tus heridos soy
el último de los que se amontonan sobre tus alcantarillas
buscando un vientre cálido para no ver pasar la rabia.
Y lo que se necesita es una piedra.
Roque Dalton. Los testimonios. Prólogo: Jorge Majfud. Baile del Sol, 2008.
Imagen: Don McCullin
"Quiero, madre, quiero,
ResponderEliminarnunca me das nada,
quiero, quiero, quiero,
quiero una granada,
que abrase los tanques
que todo lo abrasan."
(Conrado Santamaría)
Salud!
También a mí se me vino a la cabeza este poema, Loam. Salud y gracias!
EliminarEnormes los dos poemas.
ResponderEliminarGracias, Conrado y Loam.
Salud!
Gracias, LaNanaFea. Salud!
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