Amor, dios oscuro,
que a nosotros viene
otra vez, probando
su esperanza siempre.
Ha nacido. El frío,
la sombra, la muerte,
todo el desamparo
humano es su suerte.
Desamparo humano
que el amor no puede
ayudar. ¿Podría
él, cuando tan débil
Contra nuestro engaño
su fuerza se vuelve,
siendo sólo aliento
de bestia inocente?
Velad, pues, pastores;
adorad pues, reyes,
su sueño amoroso
que el mundo escarnece.
Luis Cernuda. Con las horas contadas, 1950-1956. En Antología poética. Alianza, 1987.
Imagen: Paula Rego. Adoración, 2002.
Hay poemas que duelen, y poderosamente.
ResponderEliminarRealmente impresionante, como arañar el hueso de la existencia.
Salud y luz, Conrado.
Así es, LaNanaFea, poemas que duelen. De todos modos, habría que matizar qué parte del mundo escarnece tantas ansias de vida sin dolor. Salud!
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