A mi padre
Desde arriba pareces
con tu pelo rapado
más frágil y te siento
perdido entre los días y las nubes
de esa infancia extirpada tan temprano.
Afligido doblar
de campanas al viento,
olor a leña y desazón
en el adobe y en el empedrado
de la calle que apenas pisan
tus zapatos gastados y esas piernas
tan finas tan frías.
¿Dónde has olvidado el abrigo
si es todavía invierno?
En tu jersey de rombos está escrita,
entre los puntos de la lana,
mi orfandad, que es la tuya,
ya entonces definitiva.
Amalia García Fuertes. Inédito.
Imagen: Michael Ackerman
Poema elegantísimo, de serena seriedad. Imposible eludir el sentido.
ResponderEliminarBravo!
Salud, poetas.
Imposible no conmoverse, de lo adentro que llega. Salud, LaNanaFea!
EliminarTu poema se ve, se huele, se palpa. En las hogueras de orfandad siempre quedan rescoldos y nos calentamos un poquito. Un abrazo, Amalia.
ResponderEliminarOtro abrazo y gracias. Salud, Sor Austringiliana!
EliminarUn poema que sale del corazón y llega al corazón.Gracias Amalia
ResponderEliminarGracias a ti, de verdad. Un abrazo!
EliminarAmalia, hermana en orfandad, hija en orfandad, amiga, siempre amiga!!!
ResponderEliminarCon Amalia toda intemperie es abrigada. Salud!
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