sábado, 23 de mayo de 2015

La escuela del desconsuelo



El que obedece es la mejor copia del que manda,

la gente vive enamorada de su servidumbre,

pendiente siempre del jefe,

incapaz de decidir por sí misma.


La gente ama a los analistas financieros,

a los directores de los periódicos,

al ministro de Economía

susurrando crisis en sus oídos.


La gente ama al rey en Botswana,

a los empresarios que dicen que la solución es trabajar más

y cobrar menos,

a la ministra de Trabajo hablando de la reforma laboral

y la Virgen del Rocío,

al ministro del Interior diciendo que las cosas podrían ir

a peor,

al ministro de Economía justificando que la mayoría

deberá permanecer en la miseria,

al presidente del gobierno razonando que no hay alternativa.


La gente se adapta, colabora, solo quiere ser uno más,

no desentonar,

cambiar de canal siempre que se lo ordenen,

aunque no hay nada que ganar,

aunque la paga no será justa,

aunque la miseria continuará,

aunque el casero llame a la puerta,

aunque las cosas nunca vayan a cambiar.


Los pobres aman aquello que los domina y explota.

Los ricos acarician el sufrimiento de los pobres

como el que acaricia un buen perro.



Antonio Orihuela. El amor en tiempos del despido libre. Amargord, 2015.

Imagen: Jared French. División, 1951.

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