Cúbrete el rostro
y llora.
Vomita.
¡Sí!
Vomita,
largos trozos de vidrio,
amargos alfileres,
turbios gritos de espanto,
vocablos carcomidos;
sobre este purulento desborde de inocencia,
ante esta nauseabunda iniquidad cultivada
en flatulentos caldos de terror y de ayuno.
Cúbrete el rostro
y llora…
pero no te contengas.
Vomita.
¡Sí!
Vomita,
ante esta paranoica estupidez macabra,
sobre este delirante cretinismo estentóreo
y esta senil orgía de egoísmo prostático:
lacios coágulos de asco,
macerada impotencia,
rancios jugos de hastío,
trozos de amarga espera…
horas entrecortadas por relinchos de angustia.
Oliverio Girondo. Persuasión
de los días, 1942.
Imagen: Berenice Abbot. Bolsa de Nueva York, 1933.
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