¡Qué
hermoso sería ver saltar
por
los aires el Santiago Bernabéu!
¡Todas
las copas del rey, las recopas,
supercopas,
megacopas y copones,
cayendo
en pedazos como confeti,
brillante
metralla de sueños vacíos!
Ya
no tendrías que desayunarte
el
Marca mojado en el café
para
estar a la última desde primera hora.
Por
fin podrías quitarte
la
camiseta blanca y la bufanda
empapadas
en petróleo y millones
tan
pulcros.
¡Qué
sueño sería ver explotar
el
Santiago Bernabéu!
¡Ochenta
mil almohadillas volando
como
palomas a lomos de las nubes
en
busca de otros campos
más
verdes!
Ya
no tendrías que discutir
en
el bar a mediodía
sobre
la trascendencia ontológica
del
último fichaje,
sobre
la esencia de un fuera de juego
o
de un penalti
o
sobre el ser y la nada del VAR.
¡Tantas
palabras desahuciadas
tanta
energía desactivada,
tanta
neurona ofrecida
a
un dios implacable y hueco!
¡Qué
inspirador sería dinamitar
el
Santiago Bernabéu,
esa
catedral, ese templo del fútbol!
El
único estadio que ilumina
es
el que arde.
No
tendrías que pasar todas las tardes
sujetando
un botellín tras otro
con
el corazón en un puño
y
la mirada fija en el televisor,
como
un pez ciego ante el cristal,
con
una memoria diminuta para todo,
para
el salario, el trabajo de esclavos,
para
los otros, para la vida.
¡Cientos
de horas gastadas,
tanta pasión, tanto entusiasmo
para
nada,
perdidos
en un no lugar fuera del tiempo!
¡Qué
bello ver reventar después
el
Camp Nou y el Molinón,
el
Sánchez Pizjuán y el Benito Villamarín,
el
Wanda Metropolitano,
y
el Sardinero y el José Zorrilla,
el
Sadar y el Plantío,
y
el Mestalla…
¡Qué
grandioso y estimulante
verlos
estallar!
Amalia
García Fuertes. Inédito
Imagen:
Forges
¡Viva Amalia la dinamitera!
ResponderEliminarLo he leído con la chispeante alegría y el rítmico brío con que la candela recorre la mecha. Ah!, eso sí que serían fuegos festeros!
Salud!
¡Viva!!!!
ResponderEliminarPoesía pura.
Salud!