sábado, 15 de enero de 2022

A LUIS FELIPE COMENDADOR


 

A veces, la fatiga de las cosas.

Nada sirve de nada, seguirán

muriendo a centenares en los cerros

sin nombres registrados, como pájaros

que no pueden saltar en los jardines.

Pero hay que estar,

hay que estar siempre

para levantar acta

de los que no figuran en los libros

ni como números

porque nadie anotó sus nombres

y dar fe de su vida

antes de que los mate

la burlona sonrisa de la historia.

Se te acercan los niños a las manos

con todo lo que tienen: nada y ojos,

unos ojos enormes que te miran

con su inocencia antigua. Estos niños

solo tienen presente

y un carro,

un carro enorme,

que empujan

ladera arriba.

A media cuesta

hacen un alto,

se secan el sudor

y siguen.

 

 

Pedro Ojeda. En Encuentros y palabras 2016. EDIFSA, 2017. Coordinadora: Montserrat Villar.

Imagen: Sergio Larraín

6 comentarios:

  1. Hay que levantar acta, sí.
    Y elevarla muy alta
    hasta que sume y pese
    todos los gritos silenciados.

    Elevarla, elevarla...
    y dejarla caer con fuerza
    sobre los lujosos palacios de gobierno.

    Salud!

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  2. Duele, la brida… Duele, la palabra.
    Magnífico. Gracias, Conrado.

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    1. Y duele también la palabra presuntamente desbridada que solo es silencio. Salud, LaNanaFea!

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