lunes, 31 de enero de 2022

APOSTILLAS AL DECRETO DE LA PROHIBICIÓN


 

Lo prohibido no está prohibido para los seres que viven en el cielo

Ni a los hombres que viven en el aire les han sido prohibidas las aguas

No han sido prohibidas las mareas para las mujeres que nadan en el paraíso

Ni el aire ni el agua han sido prohibidos en la tierra donde viven los muertos

Las prohibiciones han sido prohibidas por los elegidos del aire y el agua

Los animales habitan las constelaciones. Los campesinos de la verdad

Remueven los tizones de la prohibición con la madera del pensamiento

No es necesario pronunciar su nombre para que lo prohibido desaparezca

Y queden la tierra y el cielo y las aguas todas libres de prohibición

Todo lo prohibido con latas de pintura. Las representaciones del azar apacible

Todas las prohibiciones abolidas por la prohibición de matar

No es necesario escribir su nombre para que los fragmentos de su lejanía se hagan presentes

Él vive sin prohibiciones en el agua. Su duración es la tierra y las orillas del cielo

Tú que tienes en la mano una piedra enciéndela como si fuera una antorcha

Tú que tienes en la mano un palo frótalo hasta convertirlo en cosecha del olivo

Porque no dudes que se acercarán a casa los hombres de la prohibición

Los hombres de las devastaciones. Que llegarán a casa los asesinos

Lo que no puede ser prohibido volverá a ser prohibido de otra forma

Tenlo presente, aunque no lo quieras oír, regresa el daño por el camino aprendido

Aquí es donde vive la serpiente. La incorpórea de Wallace Stevens

 

 

Juan Carlos Mestre. La bicicleta del panadero. Calambur, 2012.

Imagen: Gertrudis de Moses

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