A veces sólo quiero hacer de mí
un idiota perfecto, el más perfecto,
costosamente, cueste lo que cueste;
perfectamente idiota, a ciencia cierta
embobado baldío: el más iluso.
Me cuesta serlo. Cada día aprendo
un poco más a costa, por ejemplo
de no entender ningunas exigencias,
ni las buenas razones, por si acaso.
Me voy perfeccionando, matemático
sin lograrlo del todo, tardo,, torpe.
Me afeo entonces. Quemo cuanto sé.
Procuro detestarme abiertamente
formal, mortal, mental, incorregible.
Estudio para serlo. De verdad.
Engañado por nadie. A quien perdono.
Un idiota perfecto. Consumado.
Y entonces utilizo, bravamente
toda mi ingenuidad perplejo, ahíta,
mi manera de ser, anonadado,
toda mi tontería e idiotez
hasta tratar de convencer a nadie.
Manuel Padorno. Canción atlántica. Los cuatro libros de poesía 1997-2002. Edición de Josefina Betancor. Tusquets, 2003.
Imagen: Robert ParkeHarrison. The Waiting, 2000.
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