Y acogeremos ese dolor. El tuyo, el del otro, el mío. Y lo pondremos en nuestro regazo y también en el aire furioso. Y, así -tanteando, tanteando- tal vez germine en otro algo. Un algo distinto, que pueda y merezca ser besado.
Pero, a veces, pienso, Joan, que nuestro regazo se queda pequeño para tanto dolor como nos echan encima, y que las palabras no son ya suficientes. Salud y acompañamiento!
Y acogeremos ese dolor. El tuyo, el del otro, el mío. Y lo pondremos en nuestro regazo y también en el aire furioso. Y, así -tanteando, tanteando- tal vez germine en otro algo. Un algo distinto, que pueda y merezca ser besado.
ResponderEliminarPero, a veces, pienso, Joan, que nuestro regazo se queda pequeño para tanto dolor como nos echan encima, y que las palabras no son ya suficientes. Salud y acompañamiento!
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