No puedo describirlo como una
caída. Fue
quedar abandonados
en mullidos canapés
junto al fuego de
múltiples usos
mientras seguíamos el vestigio
de un enjambre de zánganos.
Aceptamos los platos
asombrosos
que otros rechazaron. Las migas
nos interrogan.
Se deslizó por las paredes de la casa
una túnica drapeada y sucia. Hemos instituido
nuestro dolmen. La inmovilidad
se rompe
con una apresurada
caminata por el pasillo estrecho
hasta la ventana por la que vemos
cómo los demás
corren.
Marcelo Valenti. Después de la orgía, el canibalismo, 2014.
Imagen: Michael Ackerman
Mirar desde la ventana supone, al mismo tiempo, ser mirado desde la protección del cristal: despliegue de seducción sin riesgo al vínculo que toda mirada pone en juego. "Las migas nos interrogan": salir a la calle, convertir las migas en semilla.
ResponderEliminarSalir del dolmen que nos construimos según los planos levantados por zánganos, sacudirse del canapé junto al fuego, dar respuestas honestas a las migas interrogadoras, unirse a los que corren, hacia dónde no sé, nuestra meta es salir de aquí. Salud, Joan!
EliminarY todo eso me recuerda unos de versos de Pedro Salinas en "La voz a ti debida":
ResponderEliminar"De tanto y tanto viaje
nunca esperes que te traiga
más mundos, más primaveras
que esas que tú defiendes
contra mi. El ir y venir
a los siglos, a las minas,
a los sueños, es inútil.
De ti salgo siempre, siempre
tengo que volver a ti."
Salut, Conrado !
Caprichosas y atinadas remembranzas. Salud!
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