Y pidió su último deseo:
ver la ciudad llena de barricadas construidas con cajeros automáticos
(Jesús Alonso Ovejero)
Entrar sin llamar
en las entidades financieras
en los gabinetes ministeriales
en los calabozos de las prisiones
en las urbanizaciones de los poderosos.
Y salir
con los billetes que nos han robado
con los derechos que nos han negado
con los inocentes que han encarcelado
con los enseres que han acumulado.
Entrar sin nada
con la cólera larvada por la injusticia.
Salir con todo
con la calma que la equidad alumbra.
Francisco Javier Solé Ribas. El exilio interior, 2018. En Brossa de foc. Poesía crítica en la Barcelona del diseño. VV. AA. Descontrol, 2019.
Imagen: Daniel Richter. Besuch der Wirklichkeit, 2010.
Motín + motín + motín... = Revolución
ResponderEliminarSalud!
Y seguir. Salud, Loam!
EliminarEntrar y salir: sin nada en los bolsillos, sin deseos -incumplidos- de veganza. Entrar y salir sin pedir cuentas. Hacer y no llevar. Levantar barricadas y saber despejarlas. Saber el momento. Saber estar ahí. Pasar por ahí. Nunca renunciar a nada, salvo a lo material: al dinero que suena o a la vanidad colmada.
ResponderEliminarSiempre dignamente.
La dignidad es lo queda y fructifica.
Salud !!!
... lo *que queda ...
ResponderEliminarCon otras palabras, Joan, la revolución permanente. Salud y dignidad!
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