martes, 6 de junio de 2023

[Es lícito el rencor,]


 

Es lícito el rencor,

Quirino Amatti fue sacado de su casa la mañana del catorce de octubre,

detenido por los nazis Leonardo Sed, vecino de Roma, fue deportado ese invierno, Esperanza Efrati fue vista entrar en la nieve, llevaba en la mano una lechuza de bronce.

Acaso tú que frecuentas el ámbito de lo desconocido,

la grieta de ruido que hacen al desgarrarse las telas, el sudor de un mercado de esclavos,

tú la muerte dibujada por Alberto Durero, la fecha de los concilios,

tú el día de las conmemoraciones que recuerdan a Augusto,

cuarenta días después de la muerte de alguien, pan amasado con agua de pozo,

tú la niebla que perduras como corazón aterido en un espejo donde nunca se mirará ya nadie,

tú el olvido.

 

 

Juan Carlos Mestre. La tumba de Keats, 1999. En Las estrellas para quien las trabaja. Antología poética. Selección de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán. EDILESA, 2007.

Imagen: Käthe Kollwitz. Erwerbslos, 1924-1925.

2 comentarios:

  1. De este poema -bello y desgarrador- me lo llevo todo, excepto la premisa: el primer verso. No es lícito el rencor. El rencor es lo que se agazapa y gruñe en el fondo oscuro del espejo. Lo especular solo es posible desde la oscuridad que lo sostiene, por eso sólo devuelve una imagen. El espejo esconde. El movimiento de Alicia no es fantasioso, sino imposible.

    No mirarse en el espejo, no esconder nada en su fondo oscuro. Dejarse mirar -traspasar- frente a frente por otra mirada. Es ahí donde estamos y ocurre lo inesperado. Ahí es posible un no y un sí de verdad. A favor y en contra de todo lo que haga falta.




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    1. El rencor es semilla de esterilidad. Por eso, y perdona la petulancia de la autocita, "sin rencor y con rabia". Salud, Joan!

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