A Simone Weil
Cae la violencia a plomo,
cosifica,
esta noche sin fin,
inadmisible,
a quien la sufre en bruto,
a quien la ejerce ciego.
Aperos son
como martillo y yunque,
yertos trofeos ambos
en la vitrina
de un dios
que a muerte los iguala.
Conrado Santamaría. Tanteos.
Imagen; Franz Sales Lochbihle. Aquiles arrastra el cadáver de Héctor al campamento griego, s/d.
La violencia, ciertamente, cosifica.
ResponderEliminarEl que la ejerce, por ejercerla, ya es cosa: por siempre no será otra cosa que cosa.
Pero el que a ella es sometido tiene la posibilidad de rebelión, esto es, de negarse a ser simple cosa o producto. Aunque Dios y la muerte -por éste decretada- los iguale, el sometido siempre puede decir no. Y ese "no" lo "desiguala".
Hacer ese "no" es estar en la vida de los hombres (no ya la del hombre-objeto): la vida que habla, sonrie y ama ... y que muere su propia muerte (no la que le ha sido decretada).
¡Qué feliz su tantear, Conrado! Y que contenta estará nuestra querida Simone al saber que a ella está dedicado.
Salud y feliz fin de semana!
Quien sufre la violencia dos formas tiene de ser cosa: o cadáver, la cosa más cosa, o esclavo, que ciertamente tiene esa posibilidad y esa diferencia que tan acertadamente indicas, Joan. Salud y feliz semana que en breve entrará!
Eliminar“La Ilíada o el poema de la fuerza”, Simone Weil.