Tú no eres el poeta y un olivo no es más que un humilde árbol
que se retuerce hacia el cielo
en huida siempre de la tierra
donde los hombres
con certidumbre y sudor lo sembraron.
O quizá es más que eso
y sus frutos son una epístola
en forma de cosecha a los hijos
—de los hijos de los hijos—
que huyen del limo.
Un olivo
en su apagada presencia de plata
es apenas certeza frente al mañana.
Por eso los arranca quien nos conquista,
en represalia y mensaje al futuro,
dicen:
no tendréis derecho a su fruto,
del oro de su jugo no gozaréis.
Como les hacen a ellos,
de raíz,
nos arrancarán las palabras.
Enrique Cabezón. 28.48 minutos de lectura. Eolas, 2022.
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