Después de aquella loca cabalgata,
otro mundo amanece, encadenado;
ferrocarriles sacan lo robado,
de las tierras en las que el hambre mata.
Organizado el campo de exterminio,
prosigue la extracción de plusvalía
y degenera en vil carnicería;
luego cambia de rostro el latrocinio,
cuando guerra y matanzas se conjugan
con suaves modos, limpios, financieros,
artimañas de sátrapas fulleros
que despojan, destruyen y subyugan.
El crimen se disfraza de destino
y abundan los que dicen con firmeza
que es culpa de los pobres la pobreza
y siguen tan tranquilos su camino.
Milagro es del engaño sibilino,
lograr que de esta forma se consiga
que en una historia cruel de tanta intriga
nadie quiera encontrar al asesino.
Jesús Aller. Los libros muertos. KRK, 2019.
Imagen: Terrence Nowicki, Jr.
No hay comentarios:
Publicar un comentario