Ya no quedan palabras
balbuceos erizan la piel
roen ratas esta voz
el nido del pájaro arde
y le mentimos a la memoria
mientras pasa por la resonancia azulina de una tarde que muere.
Su cuerpo fracturado emergió del mar
de su cuello colgaban alambres,
brazo izquierdo, desgarrado por un corvo,
la columna quebrada
estallido del hígado y del bazo
luxación de ambos hombros y cadera
fractura doble en el antebrazo derecho
faltaba una parte de la lengua
una parte faltaba
y aún la buscamos.
El murmullo enmudece la posibilidad
¿Y si te damos una canción
un himno para resucitarte de las aguas, Marta?
Y si te restituimos ese atardecer negado a tus ojos y a los ojos de tantos
Y si lloramos 70 veces 7 océanos
para embarcarte a casa.
Ya no quedan palabras,
rocas roen esta boca y enmudecen su lengua
nuestros cuerpos hinchados de ir
a la muerte, al odio, al borde del mar.
Al fondo un bramido
amarga lengua balbucea la otra mitad
que no alumbró jamás.
Garganta en porfía regurgitó la última sílaba
que repta en el laberinto al fondo de sí
se embriaga con la ausencia
Marta lanzada al mar.
Margarita Bustos Castillo. Desde la herida. Signo, 2022.
Imagen: Memorial en balneario La Ballena en homenaje a Marta Ugarte, detenida, desaparecida y lanzada al mar, cuyo cuerpo llegó a las orillas de esta playa, dejando al descubierto el destino de muchas personas asesinadas por la dictadura cívico militar.
Duele leer.
ResponderEliminarCómo se puede llegar a tal grado de inhumanidad?
Poesía del dolor, dolor material y dolor metafísico. Pero poesía también de la alegría, porque con nuestra solidaridad esta marranalla no queda impune. Y lo saben. Salud!
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