Los gérmenes poéticos del
sueño resultaron ser, no como los pobres profesores, los mezquinos críticos
realistas trataron de hacernos creer, un nuevo paraíso inalcanzable, un
espejismo, sino los gérmenes nocivos y actuantes, los útiles reactivos para
corroer la infame realidad. El sueño no es un refugio sino un arma.
Los malos instintos de
libertad danzan su ronda diabólica. ¡Fuera la conformidad, la resignación, la
medianía! En su esputo negro ahóguense los bellacos, los explotadores, los que
aprovechan la miseria de los más, y la maldita clerigalla, y el abominable
espíritu religioso, y los fantasmas cristianos, y los mitos del capital, y la
familia burguesa, y la patria infamante.
La libertad del hombre, es
decir, el sueño acuñado en la realidad, la poesía hablando por la boca de todos
y realizándose, concreta y palpable, en los actos de todos.
Emilio Adolfo Westphalen. Cuál es la risa, 1989. En Poesía completa y ensayos escogidos,
PUCP, 2004.
Imagen: René Magritte. Au
seuil de la liberté, 1937.
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