¡Qué invento el papel
higiénico!
¡Qué beneficio para la
especie!
¡Ah, si no fuera por los
inventos!
¡La nuestra
es la especie inventora!
Así
que a ver cuándo inventamos
la idea higiénica,
la idea que elimine
los restos putrefactos de
las ideas,
de las ideas indigestas,
estrangulantes,
las heces adheridas
a las células del cerebro,
ideas infecciosas,
pestilentes,
los coágulos
que impiden tener ideas,
que evite sobre todo
las tifoideas,
¡ah, las ideas tifoideas!
¡Excrementicias!
¡Intoxicantes!
Hay que procurar la limpieza
no sólo del culo
sino de la cabeza!
Hay que inventar la idea
higiénica
que limpie a la especie
de siglos y siglos
de obstrucciones y diarreas,
que pueda pensarse
limpiamente.
¡Qué especie tan distinta!
¡Qué invento tan
tonificante!
¡Ese sí que será el hombre
nuevo
cuando acaben las
indigestiones
de las pesadísimas ideas
y podamos tener
las nuestras,
digerir todos los secretos,
sanar todas las mentes
enfermas.
¡Inventemos de una vez
la idea higiénica!
Jesús Lizano. El ingenioso libertario Lizanote de la
Acracia o la conquista de la inocencia. Virus editorial, 2009.
Imagen: Sakir Gokcebag.
Instalación Trans-Layers.
De quién iba a ser este poema sino de Jesús Lizano. No conocía este en concreto (¡yo pensaba que los había leído todos!), pero apenas leídas las primeras líneas se me apareció su bonachón y barbudo rostro.
ResponderEliminarCómo me gustaría poder decirle hoy al maestro que dicha idea ya estaba inventada... por él, por su poesía!
Salud!
La misma sensación y la misma idea tengo yo, Loam. Salud!
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