miércoles, 26 de mayo de 2021

M. E. N. A. s


 

A Abderahim, Salahddine, Mohamed, Yassine,

Abdul Jalil, Mourad, Taib y Hamza,

por  haberme permitido ser parte de sus vidas.

 

Se llama A.

y tiene la luz de quien mira el futuro

desde los ojos limpios.

Se le escapa el corazón por el gesto sincero.

A sus diecisiete,

todos le saben faro de sus tormentas.

 

Se llama S.

reverbera bereber en la vibración de todo movimiento,

danza entre espinas y sueña con cascabeles,

a pesar de todas las afasias,

y del grito feroz de quien no quiere entender.

 

Se llama M.

y viene de un sur donde en el campo hay leones.

Creció en un maizal que hacía de su piel una noche estrellada.

Ahora náufrago en este norte gris y verde

se guarece entre jardines

al refugio del eco de una canción de Bob Marley.

 

Se llama Y.

y tiene la letra cuidada de su madre.

Va perdiéndose entre sustancias

que le hacen permanecer lejos de su verdad.

Entre herida y herida sonríe

y desde el fondo de sus ojos, entonces,

se puede ver un destello que suplica cobijo

ese que busca y no termina de descubrir.

 

Se llama A. J.

y lo tenía todo para ser

pero otros –esos que deciden siempre desde fuera–

le robaron todas las oportunidades.

El mundo ha puesto en peligro su mente brillante

pero cuando sonríe

el universo se abre paso en su entropía más feliz.

 

Se llama Mo.

y vende todos los obstáculos de sonrisa en sonrisa.

Está construyendo nuevas frases

y en el empeño encuentra el sentido

a pesar de todos los que le quieren negar.

 

Se llama T.

y todas las noches sueña con el mar

ese que engulle personas

atrapadas en una cáscara de nuez.

Se ancla en sí mismo y en sus propias certezas.

Si atravesaras en soledad un continente

¿cuál sería tu manera de sobrevivir?

 

Se llama H.

y nadie nunca creyó conveniente

que se pusiera a jugar.

Junta letras con sonrisas

y cuando encuentra a alguien que lo escucha

deja de esconderse en el silencio.

 

Tan sólo piden ser –nunca se es en contra de nadie–

¿si nos negaran cualquier oportunidad

qué seríamos capaces de hacer?

 

 

Quien mira a un ser a los ojos

y no es capaz de reconocerle como igual

es que ha ido dejando su propio ser en el camino.

 

 

María Cano. En Voces del Extremo: poesía & harragas. Coord. Ángela Orihuela. Amargord, 2019.

Imagen: José Luis Roca y Juan José Fernández

2 comentarios:

  1. Esta misma mañana, nuestras cálidas miradas fundidas bajo el sol...
    – As-Salaam-Alaikum
    – Wa-Alaikum-Salaam

    Salud

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    1. Tú, Loam, conoces el camino y conoces el ser. Salud y vínculos!

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