Cuando nada puede impedirte sangrar,
las ideas mismas se tiñen de rojo
o se invaden como tumores las unas a las otras.
Almas de poliéster, todos junkies
sumidos en este embotamiento permanente,
turistas en bermudas y camisas de flores
contemplando la última matanza televisiva.
Aritmética de las agonías,
registro de lo incurable,
triste criatura de calendario.
¿Te has contemplado alguna vez en el huracán?
Matadero del tiempo,
ahí todos,
presidiendo el Consejo de los Siete Días.
Enigma insoluble,
esas miradas nebulosas de las calles
llenas de abstracciones,
abandonando siempre el yo en favor de la sombra.
Simple frase del tiempo,
la vida, todo.
Los hombres nos insertamos
en este papel a modo de comas,
y tú,
tú,
me contemplas inmovilizado como un punto.
Miguel López Crespi. El seco pulso del tambor. Provincia, 1984.
Imagen: Kirill Stryukov
Informe de daños: pasaba por ahí y saqué unas fotos estupendas de vísceras humeantes.
ResponderEliminarQué suerte! Cuando yo pasé, la policía ya había acordonado la zona y los medios de comunicación habían levantado su propio trampantojo. Salud!
EliminarLas pruebas son tan abrumadoras que la fiscalía ha tenido que desestimarlas.
ResponderEliminarSalud!
Y sin necesidad de que se lo afine ningún cuñado. Salud, Loam!
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