Sola, estás sola
y mis lágrimas se deslizan
sobre mi rostro atónito.
Impotente ante la barbarie,
ante este genocidio consentido.
Estás sola.
Mártir y sola.
No eres dueña de bancos,
ni palacios, ni joyas,
ni de cimientos de oro
se sostiene tu pueblo.
Te lo quitaron todo.
Sumida al abandono,
condenada a morir.
Siempre sola.
Montse Grao. Mis dedos anárquicos. Poesía de la Casa de Zitas, 2017.
Imagen: Thomas Coex. Beit Hanun, 2014.
Pero no han logrado ni lograrán arrebatarle la dignidad, el coraje y la determinación de resistir.
ResponderEliminarSalud!
Y al contrario, cuanta más opresión más dignidad, coraje y determinación. Salud, Loam!
Eliminar